Daniela Rojas, le mostró su gran talento a Teofilo Gutiérrez

esta hermosa joven me conmovió con esta cacion gloria al señor y muchas bendiciones para esta niña hermosa.

 Esta hermosa niña, quien tiene una fuerte historia de vida, es el orgullo de muchas familias al tener un gran talento para el canto. Daniela Rojas a su corta edad canta como los grandes artistas y quiso mostrar su talento a los jugadores de la Selección Colombia luego del pasado partido contra Perú. La emoción y lágrimas no se hicieron esperar y al final un gran aplauso de agradecimiento pudo escuchar.

LA HISTORIA DE DANIELA
POR: EL COLOMBIANO - 2011
De una noche de rumba llegó a la vida Daniela Rojas y en la rumba se quedó, porque próxima a cumplir siete años, a esta niña no hay quién la calle, pues de 24 horas del día, 25 se la pasa cantando.

La exageración va al caso para esta pequeña, que de un día para otro resultó interpretando vallenatos, rancheras y reggaetón, los ritmos más alegres y con los que quiere "ser cantante y famosa", según dice, mientras su madre, Dioselina Rojas, ríe con toda su timidez.

Danielita tenía tres años cuando de repente resultó interpretando una canción de Darío Gómez que le hacía honor a su nombre: "Danielaaa, soy tu abuelo matelno, y aunque nadie leemplaza, ese amol pala tiiiii...".

Lo hizo tan bien, que de inmediato sus hermanitos le reportaron la novedad a la mamá: "Fue muy raro, porque la niña a los dos años ni hablaba ni caminaba, hubo que hacer un hueco en la tierra y mantenerla ahí sentada, sólo la sacábamos para bañarla, hasta que un día resultó gatiando (sic); y como no hablaba le tuve que dar mucha uchuva, buscaba la frutica en el monte", cuenta la madre, que la gestó con un viejo amor una noche que se lo encontró en una fiesta.

Ese mismo día el hombre desapareció, "le decían El Chino, pero yo no le sabía el nombre", recuerda Dioselina, que casi dos años después lo volvió a ver y lo enteró del fruto de esa locura.

La tragedia y la luz
Fue tal la emoción de El Chino que, de inmediato, se fue a casa de Dioselina a conocer a su hija, ya de un año, por allá monte adentro en el corregimiento Puerto Claver, de El Bagre.

"Él llegó a la medianoche y como a las 9:00 de la mañana salió a mostrarles la niña a sus amigos, esa noche hubo un combate de guerrilla y paramilitares, pero a él no le importó eso. Y cuando iba por el camino con la niña venían unos paracos, la guerrilla les lanzó una granada, y la que chupó fue mi niña, que se quedo ciega, y el papá, que murió ahí mismo".

Lo peor de la tragedia fue que a Daniela, con los ojos sangrando y deshechos, no la pudieron sacar de la zona hasta dos meses después, cuando cesaron los enfrentamientos. En ese tiempo la intentaron curar con yerbas y miel de guagua.

Pero la tardía atención médica hizo que perdiera el ojo derecho y en el izquierdo le quedara un leve hilo de luz, que en Medellín, apoyada por la Corporación Vive, se le intentó salvar, pero una junta médica decidió que era muy riesgosa la cirugía.

"Acá le dimos apoyo a Dioselina cuando llegó con su niña y sus otros cuatro hijos, en muy mala condición", cuenta Felipe Castro, directivo de Vive, donde la familia buscó refugio hace casi dos años.

"Me vine a Medellín porque no veía qué hacer allá en medio de tanto peligro. Estoy orgullosa de mi hija porque le veo su talento de cantante", dice Dioselina.

Y es cierto. Daniela, muy despierta y educada, canta vallenatos, rancheras y a dos chanclas que con sus manos golpea contra el piso les saca ritmo de reggaetón. En próximos días le editarán su cd.

"Yo quise lograrte, pero no pude, no puede, oh oh oh oh, oe, oe" , cantó Danielita, muy segura de que la música es su vida, una luz que le llegó para espantar la oscuridad que le dejó esta guerra en la que ni ella ni su padre estaban, pero que resultaron siendo víctimas, como les pasa a tantos y tantos en este país.