¿Cuál es el sexo más celoso?
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La respuesta a esta pregunta depende de nuestra definición de los celos.
Si comparamos la frecuencia de la experiencia de los celos, sus síntomas y su
intensidad, hombres y mujeres son muy similares. En realidad, un hallazgo
sistemático de mi investigación ha sido la relativa ausencia de diferencias
entre los sexos. Otros estudios acerca de los celos han hecho hallazgos
similares.
Cuando se preguntó a los sujetos del estudio cuán celosos eran, y cuán
celosos habían sido en períodos anteriores de su vida, no hubo diferencia entre
hombres y mujeres. No hubo diferencias de género ni en la frecuencia ni en la
duración de la experiencia más intensa de ce los, y tampoco hubo diferencias en
cuanto a los componentes físicos y afectivos de la experiencia.
Tampoco hubo diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a la cantidad de
otras personas que los consideraban celosos, ni entre la gente que les conocía
bien ni entre aquellos con quienes tenían una relación íntima. Hubo unas pocas
diferencias de género en lo relativo a las personas o situaciones que provocan
celos, todas relacionadas con la creencia más firme de las mujeres en la monogamia.
Hombres y mujeres casi no mostraron diferencias en cuanto a los
componentes de la experiencia de celos, su intensidad o su frecuencia, y
aparecieron unas pocas diferencias en lo concerniente a los factores
desencadenantes de los celos. En cambio, hubo grandes diferencias en las formas
en que los hombres y las mujeres respondían a los celos.
¿Cómo responden los hombres y las mujeres a los celos?
Cuando usted siente celos, ¿cómo suele
responder?
• ¿Habla acerca de ello con su compañero?
• ¿Trata de ignorar el asunto?
• ¿Le da a entender a su compañero que se siente herido?
• ¿Vocifera y grita?
• ¿Se escapa?
• ¿Responde con violencia?
• ¿Responde de alguna otra manera?
Después de contestar esta pregunta para usted mismo, contéstela como
cree que lo haría su compañero. Después, si le interesa saberlo y puede
preguntárselo pídale a su compañero que la responda él también dos veces (una
para él o ella misma y otra para usted). Con seguridad, la comparación de las
cuatro respuestas le resultará interesante y posiblemente incluso sorprendente.
Si los celos son un problema en su relación, esto puede resultar una buena
apertura para analizarlos.
Cuando en una de mis investigaciones se planteó esta pregunta a 285
hombres y 283 mujeres, hubo varias diferencias entre las respuestas de hombres
y mujeres, aunque hubo muchas más semejanzas que diferencias. Tanto en el caso
de los hombres como de las mujeres, la respuesta más frecuente a los celos fue
“hablar acerca de ello” (38 por ciento de los hombres y 30 por ciento de las
mujeres). Hablar es, obviamente, la mejor respuesta. El hallazgo de que los
hombres dicen hablar más a menudo que las mujeres contradice el estereotipo del
hombre callado y la mujer charlatana. Sin embargo, confirma los hallazgos de
muchas investigaciones que demuestran que en realidad los hombres tienden a
hablar más que las mujeres.
Entre las mujeres, la segunda respuesta más frecuente (26 por ciento)
fue “tratar de ignorar el asunto”. Esta res puesta fue mucho menos frecuente
entre los hombres (18 por ciento). Al parecer, una mujer tiene mayor capacidad
o fuerza de voluntad que un hombre para ignorar la cuestión cuan do su
compañero está despertando sus celos. El enfoque sociobiológico, que desarrollo
en el próximo apartado, pro pone una explicación para ello.
Si bien la probabilidad de que den a entender a su compañero que se
sienten heridos es similar para hombres y mujeres (el 25 por ciento de los
hombres y el 24 por ciento de las mujeres), las formas en que lo hacen tienden
a ser diferentes. Entre las mujeres, las respuestas tienden a incluir el
llanto, el enfurruñamiento y el mostrarse heridas. En cuanto al hombre, es más
probable que exprese sus sentimientos ata cando, diciéndole a su compañera
directamente que lo ha herido y exigiéndole que deje de hacerlo.
Para casi todos los hombres y mujeres interrogados, estas tres
respuestas —hablar, ignorar y decir que se sienten heridos— representaron la
mayoría del total de las respuestas mencionadas (el 81 por ciento de los
hombres y el 80 por ciento de las mujeres). Sólo un pequeño porcentaje de
hombres y mujeres se describieron a sí mismo gritando, escapándose, o
recurriendo a la violencia a causa de los celos. A pesar de que estos
porcentajes son pequeños, vale la pena señalar que las mujeres mencionaron
haber empleado más agresiones verbales que los hombres, mientras que tres veces
más hombres que mujeres mencionaron como respuesta el recurso a la violencia
física.
Esto también confirma hallazgos de otras investigaciones. Un estudio reciente,
que investigó las razones de la violencia en las citas, encontró que era más
frecuente que los celos provocaran una respuesta violenta durante una cita
entre los hombres que entre las mujeres.
Hombres y mujeres responden de diferente manera al descubrimiento de que
sus compañeros están teniendo un amorío. Los hombres tienden a estallar de
cólera, que en casos extremos se expresa violentamente, y a abandonar la
relación. Las mujeres, por su parte, tienden a responder con depresión,
culpándose a sí mismas, e intentando recuperar al hombre. Es posible, por
ejemplo, que hagan esfuerzos por volverse más atractivas o por despertar los
celos de su compañero.
Una interpretación de las diferencias
entre las respuestas masculinas y
las femeninas es que los hombres son más proclives a proteger y mantener su
autoestima, mientras que las mujeres se esfuerzan más bien por mantener la
relación).
Cuando analizan los amoríos que han tenido sus compañeros, hombres y
mujeres tienen preocupaciones diferentes. La mayoría de los hombres parecen
interesados en los detalles sexuales y más “técnicos” de la experiencia y en
compararse con su rival: “¿’Cómo era de grande su pene’?”. “¿Cuántas veces te
hizo tener orgasmos?” “¿Es mejor o peor que yo en la cama?” Las mujeres, por su
parte, tienden a interesarse más por el significado de la experiencia para el
futuro de la relación: “¿La amas?”. “¿Te sientes más unido a ella que a mí?”
Las mujeres tienden también a preocuparse más por el daño que el amorío puede
haber provocado a la intimidad de la relación. Las preguntas que con más
frecuencia las obsesionan son del tipo de “¿Qué le dijiste de mí?”, “¿Le
revelaste algún detalle íntimo nuestro?” Las mujeres se sienten terriblemente
traicionadas cuando se enteran de que su compañero ha revelado una información
tan privada.
Una explicación de estas diferentes reacciones a los celos tiene que ver
con los diferentes papeles sexuales de hombres y mujeres. Las mujeres son más
proclives que los hombres a considerar la relación como central para su identidad
y procuran encontrar en ella un sentido que abarque su vida entera. En razón de
que las mujeres tienden a valorar más la relación que los hombres, y a ser más
habilidosas para los vínculos interpersonales, tienen más propensión a actuar
como un monitor de la relación (el guardián de la relación), y a asumir el
papel de un especialista en lo afectivo capaz de comprender los sentimientos y
de ayudar a ocuparse de ellos.’
Mientras que las mujeres tienden a orientarse más hacia la relación, los
hombres tienden a identificarse con sus papeles profesionales. Lillian Rubin
observa que cuan do uno le pregunta a una mujer “¿Quién eres?” lo más probable
es que ella mencione primero sus papeles de madre y esposa, aun en el caso de
que sea una profesional exitosa, y sólo después (si es que lo hace) su papel
profesional. Cuando esa misma pregunta se le hace a un hombre, lo más probable
es que comience por referirse a lo que hace para ganarse la vida, y sólo
después (si es que lo hace) a sus papeles como esposo o padre.’
Esta diferencia en el nivel de participación de hombres y mujeres en sus
respectivas relaciones ayuda a explicar por qué las mujeres son más propensas a
tratar de mejorar la relación después de un amorío, en tanto que los hombres se
muestran más inclinados a la negación o a abandonar la relación. Un hombre
puede decidir apelar a la negación o resistirse a reconocer la amenaza en lugar
de ignorarla conscientemente y minimizarla, que es algo que es más probable que
hagan las mujeres. La razón es que si él advierte un problema tendrá que hacer
algo para resolverlo y resulta que está demasiado ocupado como para hacerse
cargo de eso.
Otra diferencia entre hombres y mujeres, relacionada con sus diferentes
niveles de participación en sus respectivas relaciones, es la mayor propensión
de las mujeres a inducir los celos. El psicólogo Greg White estudió a personas
que admitían que inducían intencionalmente los celos en sus compañeros
amorosos. White descubrió cinco motivos para inducir los celos: obtener una
recompensa determinada, como podría ser la atención del compañero; poner a
prueba la fuerza de la relación; tomar venganza porque el compañero está viendo
a alguna otra persona; reforzar la autoestima, y castigar al compañero.
El método más popular para inducir los celos resultó ser mencionar o exagerar
la atracción que se siente por otra persona, seguido por el flirteo, el aceptar
citas con otras personas, fabricar rivales y hablar acerca de antiguos
compañeros amorosos. En sus respuestas, las mujeres mostraron ser más propensas
a inducir intencionalmente los celos que los hombres, y también a inducir los
celos si se sentían relativamente más involucradas en la relación. La
explicación de White es que las mujeres tienden a usar un poder indirecto
(basado en la manipulación) y personal (basado en la interacción más que en
recursos concretos como el dinero, por ejemplo).
La explicación de White se centra en la diferencia de poder entre
hombres y mujeres. Parte del supuesto de que las mujeres inducen los celos
porque tienen menos poder que los hombres en nuestra sociedad patriarcal.
El enfoque sociobiológico, por otro lado, parte del supuesto de que todas las
diferencias entre hombres y mujeres, entre ellas las diferencias en sus
respuestas a los celos, son innatas y producto de la evolución a través del
mecanismo de la selección natural. Mientras que en los enfoques psicodinámico y
sistémico las diferencias entre hombres y mujeres son un tema secundario, en el
sociobiológico esas diferencias son un problema fundamental.
Como descubrir una infidelidad
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¿Ojos que no ven corazón que no siente? Muchas veces, algunas personas
no quieren ver lo que posiblemente esté pasando con su pareja y prefieren
ocultarse a si mismos una posible infidelidad.
Pero para quienes eligen la verdad por sobre todas las cosas, existe una
serie de indicadores que pueden encender la señal de alarma, o bien -porque no-
dejarla tranquila. Y si bien algunos de ellos pueden indicar una hipotética
posibilidad de engaño, es importante no neurotizarse y creer que su marido la
está engañando cada vez que nota algo extraño en él...
Lo más recomendable en estos casos, es
charlar con sinceridad y quitarse todas sus inquietudes al respecto... de todos
modos, si desea ponerse a “investigar” para sacarse las dudas, detecte si su
marido hace lo siguiente:
-Comienza a traerle muy seguido diferentes regalos que antes no solía
darle. Flores, joyas, o bombones y trata de compensar alguna falta o alguna
llegada tarde sin más justificativo (repetimos que no es bueno perseguirse.
Mida sus sensaciones y sus actitudes)
-Ha cambiado su fogosidad por el rechazo y dejó ese estilo apasionado
desde ya hace un tiempo. Rechaza el contacto cercano y ha cambiado su manera de
saludar.
-Ha sufrido un cambio en el trato y atención. Antes se daba cuenta de un
nuevo peinado y ahora no. Antes la aconsejaba sobre alguna manera de vestir o
de maquillarse y ahora dejó de interesarle.
-Se queja porque su ropa no está impecable, cosa que no hacía antes. Se
prueba varias veces prendas diferentes y no queda conforme fácilmente sobre su
apariencia. Cambia de perfume y comienza a renovar su vestuario abruptamente de
un día para el otro.
-Comenzó a suspender compromisos de pareja o de negocios con motivos
bien justificados pero lo hace cada vez más seguido. Su actitud hacia la
responsabilidad ha cambiado y ya no se preocupa tanto por llegar tarde.
-Prefiere estar menos en lugares públicos y elige lugares reservados
lejos de la gente para, quizás, evitar encontrarse con alguien.
-Prefiere no hablar de ciertos temas (no sólo de la pareja) y se enoja
cuando usted le insiste. Tiene manías raras y comienza a hacerse amigo del
silencio.
Ninguna de estas conductas da un veredicto por si misma. Sin embargo son
buenos complementos de otras formas de comportamiento que pueden revelar, si
usted quiere descubrir la verdad, una posible infidelidad de su pareja.
Sin embargo, y como se había mencionado anteriormente, lo más
aconsejable ante la duda, es hablar abiertamente y ser sincero con el otro.
La importancia de la confianza
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En una relación es esencial poder sentir que si estás al borde del
precipicio, habrá alguien que te sostendrá y no te dejará caer.
Es posible que en tu relación te hayas
preguntado si él será capaz de serte infiel, por qué se fue con sus amigos sin
avisarte, por qué regresó tan cambiado de su viaje, qué piensan de ti en su
casa que nunca te invita, por qué nunca tiene dinero para invitarte a salir,
qué tiene de malo que abras su cartera, y hayas sentido desconfianza.
Cuando se trata de amor, seguramente te cuestionas con frecuencia si
debes confiar o no confiar en tu pareja. Lo que sucede es que una de las cosas
que más deseas cuando estás en una relación es poder confiar a ciegas en tu
amado. Sin embargo, lograr esto a veces no resulta tan fácil.
Consejo de papás
Nuestros padres y otros matrimonios dan esta recomendación: abre bien
los ojos antes de entablar una relación, y estando ahí ciérralos. Esto
significa que en la primera etapa de conocimiento entre tú y él, debes estar
muy atenta a todas las señales, tanto las buenas como las que puedan crear
desconfianza entre ustedes después. Nada de dejarte llevar por los puros
sentimientos, luego habrá tiempo para eso.
La fórmula mágica
A algunas personas lo que menos les importa es tener un compromiso, pero
para la mayoría de las parejas lo más importante para ser feliz es conservar un
vínculo, y para ello es indispensable tenerse confianza mutua. Estar junto a
alguien que tiene credibilidad es algo que te genera un gran sentimiento de
tranquilidad y armonía, te sientes apreciada y eres capaz de manifestar tu
mejor lado, lo cual hará a su vez que tu pareja te tenga confianza y sea feliz
contigo.
La confianza genera confianza, es un círculo virtuoso en el que
cualquier detalle cuenta y se va sumando a una larga lista de cosas que
construyen una gran relación. Si haces que tu pareja confíe en ti, se irá
sintiendo capaz de corresponderte poco a poco y esta dinámica podrá cultivarse
día con día.
Así que por tu parte no mientas, procura ser puntual, pon reglas claras
desde el principio, mantén siempre un continuo diálogo con él, compártele lo
que piensas y sientes. Pero sobre todo está presente cuando él te necesite,
porque ése es uno de los pilares de la confianza entre dos personas, es decir,
saber que cuando estés al borde del precipicio, siempre habrá alguien que te
sostenga y que nunca te dejará caer.
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